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Sevilla, bella y diversa

Las vidrieras de la Catedral de Sevilla constituyen uno de los conjuntos más extensos, homogéneos y mejor preservados de las catedrales españolas. Las 138 vidrieras conservadas suponen, además, un magnífico capítulo para conocer la historia de esta técnica en la península Ibérica, desde el siglo XV hasta el XX.

Esta iglesia combina la tradición constructiva islámica con el arte gótico que aportaron los conquistadores cristianos llegados desde Castilla. La fachada principal data de la segunda mitad del siglo XIII, destacando la excepcional portada labrada en piedra y constituida por un arco apuntado con arquivoltas y baquetones.

La iglesia de Ntra. Sra. de la Oliva fue construida en tiempos de Alfonso X el Sabio, en la segunda mitad del siglo XIII, y ampliada durante los siglos XV, XVI y XVIII. Consta de tres naves de cinco tramos, divididos por pilares, con arcos de herradura apuntados.

La ermita de Ntra. Sra. del Castillo es uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura religiosa mudéjar en Andalucía Occidental. Su edificación fue una obra cristiana levantada junto a la antigua plaza de armas del castillo hacia la segunda mitad del siglo XIV.  Prueba de ello es su declaración como Monumento Histórico Artístico desde la temprana fecha de 1931.

La parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves es un templo comenzado a principios del siglo XIV, siendo ampliado posteriormente en el tercer cuarto del siglo XVI, y en el que destaca la torre-fachada, así como el magnífico retablo mayor gótico, de hacia el 1500.

La Catedral de Sevilla es el templo gótico más grande del mundo y el tercero de la cristiandad tras San Pedro del Vaticano y San Pablo de Londres. Se comenzó a edificar en 1403 sobre la antigua mezquita mayor de Sevilla, obra almohade de la que se conserva el Patio de los Naranjos y la Giralda.

La Torre de la Plata, de planta octogonal, se construyó en el siglo XIII por los almohades y formaba parte de las murallas que rodeaban la ciudad de Sevilla.