La romería de la Purísima Concepción Coronada o romería del Aral se celebra en la localidad de La Algaba, cada primero o segundo domingo de junio, para trasladar a la Virgen desde la Iglesia de Santa María de las Nieves, donde permanece el mes de mayo, recibiendo el culto de sus fieles, a su santuario en el barrio del Aral, de esta localidad.
Este traslado se hace de forma anual desde 1935, pero ya mucho antes se celebraba la peregrinación sólo que no tenía un carácter periódico como ahora. Así, tras celebrarse Misa de Romeros a las ocho de la mañana, la Virgen sale sobre las nueve de la parroquia, para llegar a la ermita entre las dos y media y las tres de la tarde. Parte de su recorrido es atravesar el pueblo y la otra parte discurre por el campo. En total, el camino es de unos seis kilómetros atravesando hermosos parajes de naranjales y maizales.
La Virgen es llevada en carreta de plata tirada por dos bueyes. La siguen ocho o diez carretas más con bueyes, muchas carretas a tractor- en torno a 60-, adornadas con papelillos, y charrés. Los grupos de amigos que preparan las carretas llevan en ellas viandas y bebidas suficientes para pasar el día. El camino se hace entre los sones de los tamboriles, el estruendo de los cohetes y los cantos del Coro de la Hermandad. Delante de la carreta de la Virgen siempre hay un grupo de peregrinos que no para de cantarle.
Para esta romería, se moviliza todo el pueblo de La Algaba y además acuden muchos peregrinos de los alrededores. De hecho, la tradición romera de La Algaba está, como en muchas otras localidades sevillanas, en pleno auge y la Hermandad de la Purísima, que organiza esta romería, está orgullosa de que cada día haya más gente joven acercándose a ellos para participar.
Una vez llegados al Aral, los romeros se instalan en la plaza de la Purísima Concepción, donde pasan la jornada de convivencia, hasta que, sobre las ocho de la tarde, se inicia el regreso con el Simpecado.
La imagen de la Purísima Concepción del Aral data de una fecha próxima al 1500, según datos en poder de la Hermandad. La imagen es la de una Inmaculada de blanco y celeste, con pelo natural, ráfaga de plata y corona de oro.
En cuanto a la ermita que la acoge es “chiquita y bonita” según los algabeños, y está documentada desde el siglo XVIII, en concreto desde 1712. Fue restaurada en 1929 y en la actualidad consta de la capilla y una casa de vivienda, donde habita el encargado de cuidarla: unas veces un ermitaño y otras una ermitaña. Como dato curioso se dice que el título de “ermitaña” fue dado en 1824 a una mujer, María del Carmen Zamora Cano
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