Convento Padres Franciscanos

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Las primeras noticias que tenemos acerca de los padres franciscanos se remontan a 1570, cuando fundaron el convento de San Francisco. El inicio de este convento se encuentra en las constantes visitas que los franciscanos hacían al municipio de Lebrija, con el fin de llevar a cabo su labor evangelizadora. Antes de tener su propio convento, que se levantó gracias a unos terrenos donados por el pueblo, se cree que probablemente pernoctaban en la ermita de San Benito. Años más tarde, en 1835, abandonaron Lebrija hasta que en 1900 el convento fue de nuevo habitado por los franciscanos procedentes del colegio de Regla de Chipiona.

El convento de San Francisco fue una de las casas noviciado más relevantes de la provincia. Durante muchos años acogió en su interior el conocido colegio de los frailes, donde muchos lebrijanos pasaron su infancia. Los orígenes se remontan al siglo XVI, cuando Ana Ramos legó en testamento los terrenos para la construcción de un convento de la Orden de los Franciscanos Observantes, que visitaban asiduamente Lebrija. Con el paso del tiempo, el recinto se fue expandiendo hasta que a mediados del siglo XX alcanzó su máxima extensión.

En el siglo XIX estuvo a punto de ser demolido, aunque se salvó al convertirse en escuela gratuita de la Hermandad de los Santos. La iglesia se erigió a finales del XVI, sufriendo ampliaciones posteriores. En el interior destaca el retablo mayor, realizado por los Navarro. Sobresale la capilla de San Antonio, con una interesante decoración manierista en piedra. En capillas laterales se encuentran las tallas barrocas de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores.

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